RZ NOTICIAS, SANTO DOMINGO.- En el vibrante escenario político de la República Dominicana, un fenómeno intrigante y en ocasiones controvertido ha estado cobrando forma en los últimos años: la persistente presencia de descendientes de políticos tradicionales en cargos gubernamentales y sus audaces aspiraciones de liderazgo.
Conforme el país se prepara para enfrentar otro ciclo electoral crucial en 2024, es cada vez más evidente cómo el interés y la participación de los jóvenes en la política ha experimentado un notable aumento en comparación con otras esferas de la vida cotidiana, como el deporte o el arte, por ejemplo.
En la actualidad, muchos hijos de prominentes figuras políticas buscan ocupar cargos tanto en la presidencia de la República como en el Congreso y los municipios. Otros ya se desempeñan como legisladores, alcaldes o ministros en la actual administración del Partido Revolucionario Moderno (PRM).
Uno de los ejemplos más sobresalientes es el actual jefe de Estado, Luis Rodolfo Abinader Corona, hijo de José Rafael Abinader, quien fuera un destacado líder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), además de ministro y senador.
A la fecha, más de una veintena de descendientes directos de los políticos más influyentes de las últimas décadas, ostentan o buscan roles de responsabilidad en la administración pública. Esta nueva generación está dejando su huella en el escenario político nacional, contribuyendo a moldear su panorama.
Entre estos notables se incluyen: Carolina Mejía, Omar Fernández, Faride Raful, Orlando Jorge Villegas, Luis Miguel de Camps, Wellington Arnaud, Fellito Suberví, Tony Peña Guaba, Guido Gómez Mazara, Roberto Ángel Salcedo, Rogelio Alfonso Genao Lanza, Víctor Gómez Casanova, Juan Ariel Jiménez, Tony Marte, Vicente Sánchez Henríquez y Charlie Mariotti Jr. Todos comparten un denominador común: hijos de políticos.
Este fenómeno se extiende más allá de la frontera citadina, abarcando otras regiones del país donde los jóvenes están incursionando en la actividad partidista. Aquí encontramos a Carlos Alberto Baret, Andrés Enmanuel Bautista, Karina Aristy, Juan Manuel Ventura Camejo, Víctor Manuel Fadul, Juan Gilberto Serulle hijo, entre otros.
«No están todos los que son, ni son todos los que están», pero la lista resalta cómo la política atrae más a la siguiente generación, superando incluso la popularidad de otros campos como el deporte y el arte.
Indudablemente, la política ha demostrado ser un imán para la nueva generación, captando su interés de manera más marcada que cualquier otra esfera. Esto incluso supera la pasión que despierta el béisbol, nuestro deporte rey o la música, en particular el merengue.
En contraste con la política, el béisbol, la disciplina más apasionadamente seguida por los dominicanos, no habría logrado tener una representación significativa de hijos de antiguos jugadores en las Grandes Ligas, ni en el ámbito local. De hecho, históricamente nunca ha reunido siquiera a cinco representantes familiares en una misma temporada.
Al día de hoy, sólo dos destacados exponentes son descendientes directos de peloteros sobresalientes: Vladimir Guerrero Jr., de los Azulejos de Toronto y Fernando Tatis Jr., de los Padres de San Diego.
Guerrero Jr. es hijo del icónico miembro del Salón de la Fama, Vladimir Guerrero. Tatis Jr. es el vástago de Fernando Tatis, quien dejó su huella en la historia del béisbol el viernes 23 de abril de 1999, cuando en el Dodger Stadium logró una de las hazañas más desafiantes en las Grandes Ligas. En ese juego con los Cardenales de San Luis conectó dos jonrones con las bases llenas en el mismo inning (tercero), ambos ante el mismo lanzador, el coreano Chan Ho Park.
En el ámbito de la música, ocurre algo similar al deporte, ya que sólo dos hijos de notables merengueros emergen tratando de «calzarse las botas» de sus progenitores: Jandy Ventura, descendiente de «El Caballo Mayor» y Rafely, hijo de Rafa Rosario. Aun así, la política supera con creces en términos de relevancia y transición generacional.
Queda claramente demostrado, que la política ha captado mucho más la atención de la nueva generación que cualquier otra faceta, estableciendo una comparación interesante con otras áreas de interés nacional que también convocan las masas. Esto podría tener un impacto significativo en la configuración del panorama político nacional de cara al futuro.
Dato a resaltar
La actividad partidista se ha convertido en un imán para los hijos de los políticos. En tal sentido, la actual precampaña electoral es probablemente, la más activa de la historia democrática del país.
POR ORLANDO ARIAS