El legendario toletero Hank Aaron, más conocido como ‘Hammerin Hank’ (el Martillo Hank) por el poder de su brazo con el que estableció varias marcas de bateo durante los 23 años que jugó en las Grandes Ligas, falleció este viernes a los 86 años, informaron los Bravos de Atlanta.
El equipo con el que Aaron jugó 21 de sus 23 temporadas como profesional dijo que falleció «en paz mientras dormía», aunque no se ha revelado la causa de muerte.
El Martillo Hank superó registros de carreras remolcadas, ‘hits’ de extrabases y bases totales, pero también es recordado por un swing, el 8 de abril de 1974, con casa llena en el Atlanta Stadium con el que quebró la marca del legendario Baby Ruth.
El jardinero nacido en Mobile (Alabama) conectó su cuadrangular 715 ante el pitcher Al Downing, de los Dodgers de Los Ángeles.
La hazaña de aquella noche le deparó una serie de amenazas de muerte. «Si yo fuese blanco, Estados Unidos estaría orgulloso de mi, pero soy negro», lamentó un año después al referirse al pulso que ganó a Ruth, el ídolo blanco.
«Me decían ‘maldito negro’ y todo tipo de insultos. Esas cosas no se pueden ignorar, están allí. Pero así son las cosas para los negros en Estados Unidos. Es algo con lo que uno tiene que batallar toda la vida», dijo al revelar que guardaba las cartas en las que lo amenazaban y agraviaban.
El Martillo puso fin a su carrera en 1976 con 755 ‘jonrones’, un registro que Barry Bonds superó con 762 en 2007, aunque muchos consideran a Aaron como el verdadero rey.
Aunque siempre expresó tristeza por las acusaciones sobre uso de esteroides en el béisbol a fines de los años 90 y comienzos del nuevo siglo, Aaron nunca cuestionó las marcas fijadas por los peloteros salpicados por la sospecha de haberlos consumido.
Aaron fue exaltado a Cooperstown en 1982, en su primer año en la papeleta, y se quedó corto por apenas nueve votos de ser el primer jugador elegido de forma unánime al Salón de la Fama, lo que sí logró el relevista panameño Mariano Rivera.
El expresidente Bill Clinton afirmó que Aaron ayudó a forjar un ambiente de tolerancia racial que hizo posible la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca en 2009.
Mike Schmidt, otro miembro del Salón de la Fama, describió a Aaron como «un hombre tranquilo, humilde, una superestrella de bajo perfil».
El jardinero tuvo promedio de .305 en su carrera, ganó tres Guantes de Oro y sumó siete temporadas con al menos 20 bases robadas. Nunca conectó más de 47 ‘jonrones’, pero alcanzó al menos 20 en 20 temporadas consecutivas.
Además, ganó un título de bateo y en un año acumuló apenas 63 ponches. Fue líder de la Liga Nacional en ‘jonrones’ y remolcadas cuatro veces en cada categoría, y su único lamento fue no lograr la Triple Corona.
Tampoco recibió la atención que merecía hasta el final de su carrera. Jugó apenas en dos Series Mundiales, y siempre estuvo lejos de la atención de la prensa en Milwaukee y Atlanta.
«En mi época, los periodistas deportivos no respetaban a los peloteros a menos que jugaran en Nueva York o Chicago», lamentó Aaron en una entrevista en 1999.
«Si no eras de una ciudad grande, era difícil que se fijaran en ti», enfatizó entonces. EFE