RZ NOTICIAS, REDACCIÓN.- El estrés, las dificultades para desconectar del trabajo, la ansiedad o los problemas personales afectan al estado de ánimo de las personas, pueden provocar cambios en la vida de la pareja y perjudicar a su vida sexual mediante la aparición de disfunciones sexuales, como la eyaculación precoz o la impotencia.
Aunque a priori pueda parecer que la impotencia sólo se debe a causas físicas, lo cierto es que las razones psicológicas tienen cada vez más peso: han aumentado las visitas a las consultas sexológicas de hombres cada vez más jóvenes (en torno a los 25 años) por este problema.
“Las dificultades para lograr o mantener una erección con causa psicológica suelen estar casi exclusivamente relacionadas con la penetración. El miedo a no lograr una erección suficiente para penetrar es el factor más común entre los afectados. Este miedo aumenta los niveles de ansiedad y puede llegar a hacer que el hombre no reciba estímulos eróticos, ya que deja de ver a su pareja y, sólo se centra en la posible respuesta de su pene, por lo que la erección es improbable”, explica Marta Ibáñez Sainz-Pardo, sexóloga y psicóloga especialista en sexualidad y pareja y miembro de la Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología (AEPS).
La experta señala que, el hombre, después de una mala experiencia en la que no pudo lograr una erección o la perdió comienza a preocuparse por si vuelve a ocurrir, con lo cual en la siguiente relación se enfrentará al coito nervioso y probablemente confirme su miedo. De hecho, el temor al fracaso y el exceso de presión por parte de la pareja agravan la situación.
“Algunos hombres aseguran que el preservativo es un enemigo de su erección, pero no es el látex en sí el que crea el problema, sino más bien el momento de colocar el preservativo; hito que el hombre ve como justo previo a la penetración y es el pistoletazo de salida para demostrar su hombría”, apostilla Ibáñez.
Pasos para solucionar el problema
Esta situación puede provocar que las relaciones sexuales comiencen a ser un momento estresante para ambos y al final ninguno disfrute. El hombre puede sentirse frustrado y enfadado y la mujer puede interpreta la dificultad para mantener una erección como una muestra de que no es atractiva para la pareja; si además él va rechazando encuentros sexuales, su pareja creerá confirmar su hipótesis.
Además, Ibáñez señala que en algunos casos el hombre quiere comprobar si su falta de erección va ligada a esa mujer en concreto y cae en la tentación de tener un affair. “Es probable que, al no tener que demostrar nada a esta otra mujer, no esté nervioso y por lo tanto funcione perfectamente, con lo cual crea que su pareja ya no le atrae”, explica.
La experta da una serie de consejos para superar la impotencia:
- Hablar de ello abiertamente y con sinceridad: compartir cómo se sienten ante la perspectiva de una relación sexual, durante y después de ella, es el punto de partida para que el problema desaparezca.
- Reorientar las relaciones sexuales: la sexóloga recomienda hacerlas menos genitales y, sobre todo, menos centradas en el coito. Si el hombre se siente nervioso se pueden hacer otras cosas en las que no sea imprescindible una erección, como el sexo oral.
- Evitar pensar que no tiene solución y que no va a poder volver a tener una vida sexual satisfactoria. Además de que no es así, eso aumentará la ansiedad agravando el problema.
- Centrarse en los estímulos sexuales del momento, en su pareja o en alguna fantasía que le excite: “Hay que tratar de que la atención no se centre en su pene. Para esto es recomendable la práctica del mindfulness que ayuda a focalizar la atención”, recomienda.
- Por último, Ibáñez insiste en cuidar la intimidad en la pareja, no evitar besos o caricias por creer que pueden derivar en sexo, cultivar la comunicación y sentirse libre de decir hoy no me apetece. “No hay que dejar de practicar la masturbación y aprovecharla para retomar la confianza en su erección”, concluye. Fuente: Cuidateplus